Carolina Gama, Country Manager de Bitget en Argentina .-El mercado cripto atravesó una de las semanas más turbulentas de su historia reciente, impulsada principalmente por presiones macroeconómicas globales —en especial, la escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, intensificadas por el anuncio de aranceles del 100% sobre productos chinos y medidas agresivas relacionadas con el comercio de tierras raras. Este escenario generó un fuerte movimiento de aversión al riesgo, acelerando el desapalancamiento y resultando en aproximadamente 20 mil millones de dólares en liquidaciones en un solo día —uno de los mayores volúmenes registrados. Este efecto amplificó la presión vendedora sobre Bitcoin y Ethereum, contribuyendo a la caída pronunciada observada en el mercado.

Desde la perspectiva de Bitget, aunque la volatilidad a corto plazo podría persistir —con el BTC potencialmente poniendo a prueba la zona psicológica de los 100.000 USD y el ETH la región de los 3.600 USD— esta corrección cumple un papel importante al reducir posiciones especulativas excesivamente apalancadas y crear condiciones más saludables para un nuevo ciclo de acumulación.

Actualmente, Bitcoin muestra señales de estabilización en torno a los 113.700 USD, con una resistencia inmediata en el rango de 115.000–116.500 USD. Un cierre diario consistente por encima de ese nivel, especialmente acompañado de un flujo robusto hacia ETFs spot, podría abrir espacio para un nuevo testeo de los 125.000 USD. El soporte inmediato se encuentra cerca de los 108.000 USD, mientras que los 100.000 USD representan un punto crítico en caso de que la presión vendedora se intensifique.

A corto plazo, es probable que el mercado consolide entre los 108.000 USD y 116.500 USD mientras asimila los recientes choques macroeconómicos. A mediano plazo, la perspectiva sigue siendo constructiva: proyectamos que el BTC retome niveles en torno a los 130.000 USD y que el ETH alcance los 4.800 USD, impulsados por flujos institucionales provenientes de ETFs y DATs, además del creciente interés global por activos alternativos. Aun así, la volatilidad estructural probablemente se mantendrá elevada debido al contexto político y económico internacional.