Javier Molina, analista de Mercados de eToro. Tras un agosto que dejó al descubierto la flaqueza del mercado laboral, Wall Street cambia el foco desde el “máximo empleo” hacia la “estabilidad de precios”. Esta semana trae la secuencia que puede reescribir el guion, con datos de PPI el miércoles, CPI el jueves (con un consenso que espera core +0,3% m/m y 3,1% a/a) y el dato del sentimiento de la Universidad de Míchigan el viernes. Un CPI frío encendería la probabilidad de un recorte de 50 puntos básicos el 17 de septiembre.
El pulso del empleo late con dos ritmos. Por un lado, la encuesta privada de nóminas se ha ganado la confianza del mercado, y por otro, el informe oficial de empleo atraviesa un bache de credibilidad. En la práctica, los gestores se están fijando primero en esa lectura privada para calibrar riesgo y posicionamiento, y dejan el dato gubernamental en “cuarentena” hasta que demuestre estabilidad. Mientras dure esta asimetría, la brújula táctica será la señal que llegue del lado privado.
Los datos macro están decepcionando de forma generalizada. El Bloomberg Economic Surprise Index pasó de registrar sorpresas positivas a acumular sorpresas negativas, con el mercado laboral como foco. El informe de Challenger mostró el peor agosto en planes de contratación y el tercero peor en anuncios de despidos. Con este contexto, muchos inversores, ya posicionados en el corto plazo, empiezan a extender duración hacia la parte media de la curva para aprovechar una posible bajada de tipos pese a la incertidumbre de política y el efecto de los aranceles.
En bolsa, el mensaje invita a la prudencia. Los grandes índices siguen en máximos porque las siete grandes tecnológicas tiran del SP500 y del Nasdaq, pero la amplitud es débil con un SP500 en versión equiponderada avanza mucho menos y los índices de pequeñas y microempresas (Russell 2000 y micro-caps) pueden estar mostrando formaciones de techo. Con la estacionalidad adversa de septiembre a octubre, toca asegurar beneficios y respetar stops. Quien gestiona con disciplina puede mantener posiciones largas, pero con un plan de salida claro si se deteriora el precio.
Las materias primas se mueven en compás de espera. Oro y plata llevan meses consolidando dentro de una tendencia de fondo que parece estar rompiendo al alza. Si lo hace con volumen, siempre desde un aspecto técnico y sin ser recomendación, podría abrir tramos de más del 20% en el año, incluso cabe un pico acelerado en la plata hacia la zona de 50 USD antes de una corrección posterior rápida. En oro, los objetivos técnicos más ambiciosos miran a la zona de 4100 USD. Sin embargo, conviene no olvidar el riesgo táctico, pues en caídas amplias de los mercados, las ventas forzadas suelen desplazar abajo a los metales a corto antes de que retomen la senda alcista.
Esta semana, el foco cae del lado de la inflación. Primero el PPI, luego el CPI y, al final de semana, la confianza del consumidor. Si los precios se enfrían, aumentan las opciones de recortes de tipos, bajan los tipos reales y eso apoya a los metales. Si no, gana peso la idea de un techo en bolsa y sube la volatilidad también en materias primas. En petróleo, el último repunte parece impulsado por titulares, no por un cambio de tendencia, pues el sesgo sigue bajista, con frecuentes falsas rupturas y reversiones.
Ejecución por encima del relato: manda el precio y el flujo. Vigile la amplitud y la estacionalidad, y contraste la encuesta privada de nóminas con las cifras oficiales mientras estas se asientan. Sea cual sea el CPI, la diferencia no la marca el comentario sino la disciplina, con entradas claras, tomas parciales sin titubeos y salidas respetadas.
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