Jean-Paul van Oudsheusden, analista de mercados de eToro.- Los inversores recordarán el 8 de noviembre de 2016, fecha en la que Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos. El índice S&P 500 subió un 5% al día siguiente, principalmente debido a las esperanzas de importantes recortes de impuestos y la desregulación financiera que había prometido. Durante su presidencia, Trump se atribuyó con frecuencia el mérito de las subidas bursátiles en lo que entonces era Twitter, aunque nunca se demostró una relación directa. Al final de sus cuatro años de mandato, el índice S&P 500 había subido un 50% desde su punto de partida. Esto explica en parte por qué los inversores están tan interesados en la batalla por la Casa Blanca de este año entre Donal Trump y Kamala Harris.

¿Qué valores se beneficiarán de una victoria de Trump frente a una de Harris?

Este año, la diferencia clave entre el impacto potencial de los dos partidos en los mercados financieros parece residir en sus planes fiscales. Los republicanos pretenden bajar los impuestos a los consumidores y a las empresas para estimular la economía, mientras que los demócratas pretenden aumentar considerablemente los impuestos a los estadounidenses más ricos para reducir la diferencia de ingresos entre ricos y pobres. Los sectores que se espera que sientan el impacto más fuerte -ya sea un impulso por los recortes fiscales o por las subidas de impuestos- incluyen los bienes de lujo, las comunicaciones y los servicios financieros. Pensemos en empresas como Procter & Gamble, Verizon y JP Morgan.

Otros sectores mencionados a menudo en relación con las distintas políticas gubernamentales son defensa, sanidad y energía. Si Trump resulta vencedor, se prevé un gran presupuesto de defensa, como ocurrió durante su primer mandato. Proveedores como GE Aerospace, RTX y Palantir podrían beneficiarse de ello. Con Harris como presidenta, es probable que la atención se centre en la sanidad, lo que podría beneficiar a empresas como UnitedHealth, la mayor aseguradora sanitaria del país.

En materia de energía, las diferencias son claras: los republicanos favorecen los combustibles fósiles, mientras que los demócratas prefieren las energías renovables. El impacto en las cotizaciones bursátiles es menos sencillo. Durante el primer mandato de Trump, los inversores apostaron por empresas como Exxon Mobil y Chevron, pero al cabo de cuatro años, el sector petrolero en Bolsa se había reducido a la mitad debido a la drástica caída de los precios del crudo. Cuando el demócrata Joe Biden asumió el cargo, se compraron rápidamente valores de energías alternativas, pero con el tiempo, la mayoría de las ambiciones resultaron no ser rentables. Además, una empresa como First Solar podría beneficiarse del impulso de Trump a una mayor producción industrial en suelo estadounidense mediante un aumento significativo de los aranceles a la importación.

¿Qué valores recibirán un impulso independientemente de quién gane?

También hay algunos puntos en común independientemente de quien obtenga la victoria. Entre los sectores que probablemente reciban apoyo de ambos partidos figuran las infraestructuras y la tecnología. Gran parte de las infraestructuras estadounidenses hace tiempo que deben ser sustituidas. En el sector tecnológico, tanto republicanos como demócratas harán todo lo posible por mantener y ampliar la ventaja de Estados Unidos sobre China. Pero dado el papel activo de Elon Musk en la campaña de Trump, a los inversores en tecnología les puede ir incluso mejor con una victoria republicana. Con Trump, la probabilidad de disolución de grandes empresas tecnológicas como Google también es menor.

Deuda nacional y educación: retos persistentes para el 47º presidente

Gane quien gane las elecciones y más allá de los planes que se presenten, una constante es la preocupación por la disparada deuda nacional, que parece volverse inmanejable. Ni Trump ni Harris han abordado esta cuestión. En el mercado bursátil, el rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años se mueve al alza, especialmente en los días en que los republicanos parecen ganar terreno.

Por último, un punto crítico para los inversores es la educación. Ninguno de los partidos habla mucho de ello, pero es vital para EE UU en la intensa guerra comercial con China. Ya hay escasez de trabajadores cualificados en tecnología avanzada, lo que amenaza con obstaculizar a productores industriales como Boeing e Intel. Incluso la empresa taiwanesa TSMC, que está construyendo fábricas de chips por valor de 65.000 millones de dólares en Arizona, ha expresado su preocupación al respecto. No es descartable que esta cuestión pasa a formar parte de la agenda de inversiones tras las elecciones presidenciales.

El 5 de noviembre, los estadounidenses acudirán a las urnas. Debido a la incertidumbre que rodea al resultado, los inversores harían bien en prepararse para una mayor volatilidad en los precios de las acciones.