Javier Molina .- El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca despertó una ola de optimismo en los mercados. Analistas e inversores coincidían en que “Trump 2.0” sería una bendición para la renta variable estadounidense. Las predicciones apuntaban a un nuevo ciclo de liderazgo bursátil global. Pero han bastado solo 22 días para generar un cambio de sentimiento, provocando que el SP500 pierda un 10%, protagonizando una de las correcciones más rápidas de la historia reciente, un movimiento que se asemeja más a los inicios de un mercado bajista que a una simple corrección técnica.
Desde el entorno del propio Trump se han dado explicaciones poco creíbles, manifestando que la caída bursátil formaba parte de un plan estratégico del presidente. Una afirmación difícil de digerir viniendo de quien, en su primer mandato, celebraba con mayúsculas cada nuevo récord del Dow Jones.
A falta de una explicación clara, emergen varios culpables. Por un lado, los “Magnificos 7”, con caídas cercanas en al 14%, han arrastrado los índices ponderados por capitalización. Por otro, los criptoactivos están viviendo tiempos de alta volatilidad y fuerte caídas, muestra del cambio de sentimiento inversor en un entorno de descenso de liquidez y aversión al riesgo. Sin embargo, reducir la caída a estas dos causas es simplista. Hay factores más estructurales en juego.
La incertidumbre comercial ha vuelto a escena. La posibilidad de que Trump escale una guerra arancelaria (con tarifas promedio que podrían multiplicarse por cinco) preocupa a directivos, pequeños empresarios, y consumidores pues, más allá de la volatilidad bursátil, lo que realmente está en juego es el “efecto riqueza”.
Cuando los activos financieros caen, también lo hace el consumo. Y en una economía como la de Estados Unidos eso es dinamita. Según el BofA, el patrimonio accionario de los hogares podría haberse reducido en 3 billones de dólares solo en el primer trimestre de 2025. Un golpe directo al corazón del crecimiento económico.
Ahora bien, ¿hay realmente miedo en el mercado? La respuesta no es tan clara. A pesar del tono bajista, los flujos de inversión cuentan otra historia. En plena corrección, los ETFs de renta variable registraron entradas netas por 57.000 millones de dólares, la mayor cifra semanal de 2025 mostrando que, de nuevo, se está comprando la caída.
Esto nos deja ante la disyuntiva de intuir si estamos ante una simple corrección técnica o el inicio de un mercado bajista. Desde 1929, ha habido 30 correcciones del 10% o más, pero solo 16 desembocaron en un mercado bajista. A día de hoy, los indicadores de apetito por el riesgo no señalan una oportunidad clara para comprar a contracorriente: no hay señales de pánico, pero sí un evidente desgaste en el ánimo del mercado
Quizá esta corrección sea solo una reevaluación lógica tras años de exuberancia. O quizá estemos ante el inicio de un ajuste más profundo, en el que Estados Unidos pierde parte de su excepcionalidad bursátil frente a Europa o China. Tal vez el mercado simplemente está digiriendo un nuevo contexto geopolítico y tecnológico.
Así las cosas y en un entorno donde las narrativas cambian cada semana, hay que saber filtrar el ruido. Las caídas pueden esconder oportunidades, pero también riesgos ocultos. En un entorno de volatilidad elevada, los datos macroeconómicos, los resultados empresariales y los flujos de inversión siguen siendo nuestras mejores referencias para entender el mercado.
Puede que Trump tenga un plan… o quizá no. Pero lo que está claro es que el mercado ya está siguiendo su propio rumbo, y no se detiene a esperar a nadie
¿Qué vigilar esta semana?
La próxima semana, todas las miradas estarán puestas en la Reserva Federal, que anunciará su segunda decisión sobre tipos de interés del año. Se espera que mantenga los tipos sin cambios, por lo que el verdadero interés se centrará en el “Dot Plot actualizado” y en la conferencia de prensa de Jerome Powell, en busca de pistas sobre las proyecciones de crecimiento y comentarios sobre aranceles.
Además, la incertidumbre generada por las declaraciones de Trump sobre tarifas y la escalada de la guerra comercial ha enfriado el sentimiento del mercado, afectando las expectativas de crecimiento.
Por otro lado, los inversores también estarán atentos a los resultados trimestrales de dos grandes nombres: Nike y FedEx, que podrían ofrecer indicios sobre la salud de la economía.
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