Hace unos dias, tuve el privilegio de asistir a la Bitcoin Conference en Amsterdam 2023. El evento sirvió como un recordatorio de que Bitcoin es más que solo un activo de inversión: es una revolución tecnológica y financiera.
Uno de los temas destacados fue el Lightning Network, una solución de micropagos rápidos en Bitcoin que muchas tiendas ya están implementando. Esta red no solo promete transacciones más veloces sino que también reduce costos significativamente.
Mientras estábamos inmersos en las profundidades técnicas, se presentó el concepto en desarrollo de Bitcoin Virtual Machine (bitvm). Esta máquina virtual promete facilitar aplicaciones más avanzadas y, lo que es más importante, mejorar la escalabilidad general de Bitcoin.
Conocimos a Blockstream, un jugador clave en el ecosistema de Bitcoin. Además de ser uno de los nodos principales de Lightning Network, Blockstream ha contribuido al protocolo de Bitcoin desde sus inicios. Han desarrollado servicios esenciales, como la Liquid Network, una sidechain que emite activos digitales, proporcionando ventajas tanto en regulación como en seguridad. Su compromiso con la innovación es evidente, ya que actualmente trabajan en un lenguaje de programación de bajo nivel para permitir Smart Contracts verificables tanto en Bitcoin como en Liquid Network.
El evento resaltó que Bitcoin podría ser la base para aplicaciones financieras sofisticadas en el futuro. Contrario a la creencia popular de que tales aplicaciones solo pueden desarrollarse en otras cadenas, Bitcoin se posiciona como un contendiente formidable. Sin embargo, enfrenta desafíos: se ve influenciado tanto por grandes instituciones financieras reguladas como por comunidades más clandestinas que valoran su resistencia a la censura.
La dualidad de Bitcoin fue evidente en las discusiones sobre regulación. Mientras algunos ven a Bitcoin como una propiedad privada fuera del alcance de la ley, otros buscan su integración en el sistema financiero tradicional. Esta falta de claridad legal, particularmente en países como Argentina, puede impulsar a más personas a adoptar Bitcoin como refugio financiero.
Conocimos a Bitvavo, un exchange regulado en los Países Bajos, que destaca por su enfoque en seguridad y se prepara para expandirse en Europa siguiendo las próximas regulaciones de MiCA para 2025.
Los abogados especializados en criptomonedas están en el centro de este debate regulatorio, asesorando a clientes en este panorama incierto. Empresas como IDVERSE también están emergiendo, ofreciendo servicios de verificación de identidades para cumplir con las normativas.
Para culminar, tuve la oportunidad de escuchar a Álvaro D María, autor de «La Filosofía de Bitcoin». Sus reflexiones sobre cómo Bitcoin redefine el derecho de propiedad y su impacto en la libertad financiera fueron verdaderamente inspiradoras.
En resumen, Bitcoin es más que una moneda; es una revolución en marcha. Y aunque su futuro puede ser incierto, su impacto es indiscutible.